martes, 6 de mayo de 2008

Tristán Narvaja, Tennyson y una Remington


Tenía pendiente hablaros de Tristán Narvaja y hoy voy a hacerlo. Tristán Narvaja es el grán rastro de Montevideo. Bonito nombre, ¿verdad? Lo toma de la calle que le hace de arteria principal, alrededor de la cual se extienden como varicillas un sinnúmero de callejuelas repletas de todo lo que uno pueda imaginar. No he visto nada parecido -creo que esto ya lo he dicho-. Ni en el Rastro de Madrid, ni en Portobello o el últimamente ahumado Candem, ni en el porteño San Telmo. Tampoco en la Ciudad Vieja de Jerusalén ni en un gran mercado a las afueras de Bangkok que tiene un nombre muy raro.

Es la feria de Tristán Narvaja un paraíso de lo viejo. En la melé de verduras, especias, gallinas, plantas, ropas y aperos del hogar lo que más abundan son pequeñas almonedas de andar por casa, millones de objetos pequeños, medianos y grandes, cada uno con una historia que apetece imaginar. Hormas de zapato que debió usar el mismísimo Artigas para sus botas. Encajes delicados, limosneras, chapas de botellas, sifones que quizá empuñó Gardel -uruguayo, por cierto, aunque casi nadie lo sabe-, vajillas de cuando el puré de patata no venía en bolsa, cuchillos, floretes de esgrima, lentes de metal retorcidas como las de Rompetechos, cajas, cajitas, cajones, cojines... y libros, pilas y pilas de libros viejos.

Allí, el domingo pasado, Jas encontró un tesoro. Un ejemplar de 1907 del poeta por antonomasia del mundo artúrico, Tennyson. "Poetical works". 200 pesos (1 euro son 30 pesos). Lo depositamos, con reverencia, entre los otros muchos tesoros literarios que hemos ido hallando en esta ciudad (eso, otro día).

Yo encontré otro tesoro. Una Remington viejísima pero en perfecto estado de funcionamiento. 500 pesetes. Aún no hemos conseguido fecharla, estamos en ello, pero calculamos que es de los años 30. La caja, atacada por el moho, tenía dentro un par de plumas de gallina, pero por suerte nada que estuviera vivo. ¿Quién habrá tecleado en esa máquina? ¿Quién compró, en 1907, ese libro de Tennyson?

Jas encontró, además, una vieja edición, una cuarta, de las poesías completas de Antonio Machado, mi poeta, que después me regaló. Está llenito de subrayados y el nombre del propietario ha sido tachado de la portada. Qué pena.

Por supuesto, cuando vamos a Tristán Narvaja viene con nosotros nuestro hijo, Rodrigo (8 meses, 1 semana y 2 dientes). Le lleva su padre en la mochila, y ya le saludan en algunos puestos. Abre la boca alucinado cuando llegamos, y no la cierra hasta que vamos de regreso.

Sí que es un mundo esa feria, sí.
(Crédito de la fotografía: www.stonek.com)

4 comentarios:

Unknown dijo...

Una Remington... donde esté una Underwood ;)

Yo también vivo en Montevideo y Tristan narvaja es uno de mis lugares favoritos. Pero para pasar el domingo, prefiero la rambla.
Enhorabuena por el blog.

MaríaT dijo...

Yo encontré una Remington el domingo en San Telmo pero no era plan de venir cargando con ella.
Tristán Narvaja es mi plan favorito de los domingos pero aún no conozco la de Parque Rodó así que habrá que acercarse hasta allá.
Ah, soy María
Un beso

Lorena y Jas dijo...

Gracias, Juan. No son cosas incompatibles un domingo, la feria tempranito y después la Rambla. A primera hora de la tarde es una gozada. Por cierto, también vi varias Underwood la semana pasada, pero no pregunté precios.
María, un besito, tu blog ha sido una preciosa sorpresa!

Ceceda dijo...

tengo algún diente más y también unos pocos años más pero pasé por Tristán Narvaja como vuestro hijo, con la boca abierta de par en par.
Suscribo todo lo que dices y resalto algo que me impactó: venden gallos, gallinas, pájaros y conejos y entre todo eso VENDEN TARÁNTULAS.Eso significa que alguien las compra...
Un abrazo desde el otru llau de la mar